miércoles, 13 de mayo de 2015

Reflexión Interna Total. Fibra óptica...

Hace más de un siglo John Tyndall (1870) demostró que una fina corriente de agua podía contener y guiar luz; poco después recurrió a tubos de vidrio y más tarde a hilos gruesos de cuarzo fundido. Todos estos materiales son dieléctricos, pues en ninguno puede transmitirse la electricidad. Sin embargo, lo importante de este trabajo fue demostrar que la luz, al incidir en estos materiales a un determinado ángulo, se refleja dentro de ellos, es decir, queda confinada y puede propagarse a determinadas distancias. Esto se puede comprobar de una manera muy sencilla con un apuntador láser y la pecera de casa o un envase transparente con agua. Si en el envase o pecera, se apunta con el láser de abajo hacia arriba a la frontera entre el agua y el aire (interface agua-aire), la luz pasará por el agua y saldrá del recipiente. Pero si se va moviendo el apuntador láser tratando de que cada vez esté más horizontal (paralelo al suelo), parte de la luz saldrá del agua y parte se reflejará hacia adentro. Si el apuntador se coloca cada vez más horizontalmente, se llegará a un determinado ángulo en que la luz ya no saldrá al aire y se reflejará totalmente dentro del agua. Este fenómeno se conoce como reflexión total interna y es el principio de funcionamiento de las fibras ópticas. En ellas la luz se propaga y se conduce mediante muchas reflexiones totales internas o, simplemente, mediante reflexiones múltiples entre dos interfaces
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La reflexión total interna es el fenómeno que ocurre cuando la luz incide sobre la superficie de contacto de dos materiales transparentes a un ángulo muy cerrado.
La luz tiene que estar pasando a través de un medio con un índice de refracción mayor que el del medio contiguo.
En la superficie de contacto, toda la luz es reflejada de nuevo hacia el material circundante y ninguna parte de la luz es transmitida al material contiguo.

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